29 mayo 2007

Apagada, fuera de cobertura.

Para quién aún no lo sepa, mi movil ha muerto. Lleva 4 días sin coger ni una pisquita de cobertura.
Así que quien quiera llamarme al movil, que se encargue antes de conseguirme uno, porque yo... no tengo dinero para comprarme uno y eso que no pido ni 3G, ni blutú, ni nada de eso. Que yo, con que sirva pa que me llamen y pa mandar/recibir mensajes me conformo (fijate que ni siquiera pido que me permita llamar a mí).

Bueno, en serio, que si queréis localizarme llamad al fijo o enviarme un mail. Que por ahora no hay intención de comprarse un movil nuevo y me estoy pensando que hacer con el contrato, porque si no voy a poder llamar, lo de pagar los 9 euros minimos como que gracia no me hace.

Os aviso para que no se os ocurra mandarme mensajes y cosas de esas porque... no llegan. Ya avisaré cuando se me pueda llamar, mientras... tengo un despertador NoKia :P

23 mayo 2007

Quienh sabe dónde te puedes enamorar

Ayer, una tormenta me despertó sobre las 4 de la mañana, rayos, truenos y centellas. La casa se estremecía al ritmo de la tormeta y yo por miedo a morir frita por un rayo (la instalación eléctrica de mi casa deja que desear y la mayoría de los enchufes no tienen ni toma a tierra) o mojada (las puertas de los dos balcones tampoco cierran), trasladé mi cama al centro del cuarto y me escondí bajos las sábanas, las mantas y los edredones (que nooo, que no soy friolera, es que me gusta estar en las nubes y mi cama es lo más parecido que tengo!!).

Así, metidita en mi nube, mi burbuja, poco a poco me fui quedando dormida al ritmo de una nana cantada desde el cielo. Una nana un tanto estridente y acompañada de luces, pero que al fin y al cabo mecía mi casa y por tanto mi cama, como si fuese una cuna de bebé.

Es bonito sentir que te miman como cuando eras pequeño, pero me hubiese gustado más no estar sólo en mi nube, tener alguien con quien compartir la melodía de los truenos, alguien con el que perder el sueño para ver la maravillosa tormenta y tener un buen despertar...

Con lo del buen despertar, no me refería concretamente a esto, pero... espero que os guste...

17 mayo 2007

Pensando en operarme

Hola primores, sí lo habéis oido bien. Me quiero operar, no de las rodillas, como todos suponéis sino, hacerle la cirugía estética, quiero aumentar mi talla de pecho y de pie. Que conste que no quiero aumentar mi busto sino mi contorno, que tan tonta no estoy aún, no puedo decir que no lo estaré nunca, pero ese día aún no ha llegado. Lo que quiero agrandar es el contorno de mi pecho-espalda para ser capáz de encontrar una mochila que sea lo suficientemente grande como para meter el portátil con su funda y que no me quede grande a mí. Que todas las que llevo vistas, son o como para vivir dentro o demasiado pequeñas para que entre en ellas mi marmolillo.

Lo del pie es otra historia, hasta que no cambie la moda sport femenina, dejen de hacer zapatillas deportivas rosas, con diamantes o florecitas. Hasta que no dejen de hacer unos tenis tan orteras para las chicas, yo quiero tener un 41 de pie, para poder ponerme tenis de colores, negros, azules marinos o marrones. Nada de rositas, lilas o zapatitos con pinta de deportivas, que yo lo que quiero es poder andar mis 6 km diarios sin destrozarme los pies!

En fín, espero que me perdonéis pero es lo que tiene 3 días de compras frustradas, viendo como en las tiendas de montaña, te tratan de tonta de no tener ni idea de que tipo de mochila estás comprando y que te intenten liar. Además, visto lo visto, creo que los diseñadores de calzados deportivos son todo chicos y piensan que a las mujeres los estrógenos nos deben comprimir el cerebro o algo porque no es normal lo que hacen para que nos pongamos en los pies.

Como despedida, para que no todo sea quejarme os dejo esta canción One - U2

13 mayo 2007

La Ley de Gravitación Universal (por Marguita)

Tenía pendiente desde hace tiempo postear sobre mis experiencias personales con una dichosa ecuación, ,ecuación que ha marcado mi vida y mi cuerpo (todo hay que decirlo) desde muy pequeña. Para quien no la conozca, esa ecuación formulada por Newton es la que nos hace caer, la que nos impulsa a estar lo más cerca posible del suelo y una vez allí lo más cerca posible del centro de la Tierra. La única esperanza que nos queda es pensar que la Tierra tampoco se salga de esta condena y está encadenada, por este mismo tipo de fuerza a su querido Sol. Pues bien, empecemos a hacer memoria y a contar las caídas más relevantes de esta corta, pero intensa existencia.

La primera vez que me caí, apenas tenía 3 meses me dirigí desde el centro de la cama de mis padres al suelo. El resultado fue un gran susto para mi madre y algún chichón y una bursitis de cadera que tardó un mes y medio en desaparecer. Me quedé con una piernecilla encogida en plan flamenco durante todo ese tiempo!!

Después de eso, la siguiente así gorda creo que fue cerca de los 4 años, en el parque del Salón de Granada, mi madre embarazada y a punto de dar a luz a mi hermana, me llevó allí para que desfogara un ratiyo y es que de chica no podía parar quieta. Me subí a lo alto de las anillas (unos 2,5 metros) y al grito de mamá me tiro, me solté y caí al suelo. Esa vez me quedé inconsciente y por poco sin madre ni hermana, porque os podéis imaginar como estaba mi madre al verme en el suelo medio muerta. Si no recuerdo mal (de lo que me hayan contado claro) me parece que esa fue también la primera vez que me rompí la barbilla.

Hablando de la barbilla, me la he roto 3 veces (en dos de ellas, tuve la delicadeza de hacerlo por el mismo sitio con lo cual cicatrices sólo tengo dos). La última vez que me la partí sí la recuerdo, estaba en un parque en Carboneras jugando, y me comí un barrote de la plaza, pero esa tampoco tiene mucha emoción, quizás sólo el privilegio de ser la primera “mataura” que recuerdo, podría tener 3 años.

Avancemos un poco, hasta los 5 o 6 años de edad, estaba en Tíjola viviendo y había un chaval en mi clase que tenía amargada a una amiga mía. En realidad no era mi amiga, pero estaba en mi clase y estaba harta de ver como se metía con ella y le zumbaba, así que en el recreo me metí yo en medio. En un acto medio heroico medio inconsciente, porque el tío nos sacaba a “mi amiga” y a mi un par de cabezas, la defendí y conseguí que la dejase en paz. Eso sí, porque a mi me tiró contra una escalera y del golpe me abrió la cabeza. La profesora vino, lo castigó (por eso que ya la dejase en paz) y a mi me llevó al médico del pueblo y el tío cafre en vez de ponerme puntos, como no sabía / quería suturar, puso a mi madre (que vino corriendo) y a mi profesora a hacerme trencitas en el pelo para unir así los dos trozos de carne. Gracias a su forma alternativa de entender la medicina ahora tengo una cicatriz enorme.

En mi época de colegio, lo normal era estar 15 días con escayola, 15 días sin escayola. Quien dice escayola dice venga, férula o cualquier otro artilugio adosado a una parte de tu cuerpo que te impide ducharte y rascarte a gusto. Pero no recuerdo ningún “viaje” así monumental.

Así que pasaremos a la época del instituto, donde me he pegado la mayoría de mis “guarrazos” gracias a esa cosa “sana” que son los scout. ¿Sana? Y un carajo, me he llevado más “leches” en los scout que en toda mi vida, eso sí me lo paso de escándalo y si no fuera porque a mi edad ya no puedo ni moverme, las repetiría. Lo malo de todas estas “piñas” es que te las das en sociedad y luego el resto del mundo se encarga de repetírtelas año tras año, te acuerdas de…

Pues aquí van unas cuantas, quizás lo mejor es clasificarlas como lo harían en urgencias:

Fracturas, esguinces y demás problemas traumatológicos:

El único festival de la canción provincial que se ha realizado en Almería en los últimos 12 años, nos juntamos 5 grupos y yo junto a un amigo era la encargada de presentar el festival. Media hora antes de empezar, estaba subiendo el metro y medio que tienen las gradas del anfiteatro de la rambla, sujetada por las manos de uno de los de mi grupo (Pepillo, cuando me acuerdo me dan ganas de matarte). Al pobre le sudaban las manos y a mí creo que más de los nervios y el resultado fue que caí de espaldas contra el suelo. En el último momento para no partirme la columna puse las muñecas y sobra decir que me las destrocé, presenté el festival con una muñeca del tamaño de dos y encima todos lo vieron….

La siguiente vez que nos juntamos todos los grupos de Almería, fue en una asamblea para el foro federal. Esta vez, en un parque alejados de gradas y anfiteatros, decidimos jugar al puente moro (la garrapata o el virus para otros). Para no explicar el juego, os dejo un enlace de unos amigos jugando y os cuento que cuando me tocaba saltar a mi quedó un hueco entre todas las cabezas por lo que salté y caí por el hueco luxandome el hombro y haciendome mierda la muñeca recién salida de la “torta” anterior.

Quizás esas sean las más representativas de esta sección de mi paso por el escultismo. Si además mencionamos que era deportista, tenemos también para todos los gustos….

Piñas con los patines: puede que sólo a una cabra loca como yo, se le ocurra ponerse los patines de línea de su hermana, sin haber patinado nunca con unos cacharros de esos y se va cuesta abajo toda la rambla de Almería hasta llegar al paseo marítimo. Con más suerte que un tonto, consigo llegar a la playa con todos los semáforos en verde o sin coches, de forma que no tuve que parar. Al llegar al paseo marítimo encuentro a mi amigo Oscar montando en bici, se para y me voy a parar a su lado. En ese momento descubrí dos cosas, la primera que los patines de línea sólo tienen un freno y la segunda que lo tienen en el derecho y yo soy zurda. Así que caí todo lo largo que soy (tampoco es mucho, lo sé) frente a él, aterrizando con la boca en sus pies. E l cachondeo que tuvo conmigo prefiero no describirlo.

Después de eso, decidí comprarme mis propios patines, con el freno en el pie izquierdo. La culpa no era mía por no saber frenar, claro, sino del patín de mi hermana que no estaba bien hecho y tenía en freno donde no debía. Un día, tras salir de clases particulares (esta fue en primero de carrera, estudiando para septiembre). Cogí mis patines y con el bolso lleno de libros, apuntes y las zapatillas que me acababa de quitar, me fui a patinar nada más salir de clase. Cada vez más rápido, me recorro el paseo marítimo hasta el final, giro y vuelvo por donde había venido. Al llegar a la pista de patinaje que hay justo al principio, me subo y me pongo a dar vueltas. En una curva pillo arena, se me va el patín, el bolso en el que llevaba se me viene hacia delante cayendo yo encima suya. Con el bolso a la altura del pecho, la curva que describía mi espalda al caer de boca era demasiado pronunciada para lo que las vértebras dan de sí, me golpeé la cabeza y me partí una costilla. Lo más doloroso, ver como se te acerca un enano de unos 3 años y te dice…”Te has caído!!”. Para encima llegar a casa medio muriéndote y encontrarte sola y que al día siguiente cuando te despiertes tu padre en vez de llevarte al médico, se enfade porque no quieras ir a la playa a tomarte una paella con él.

No han sido las únicas, pero sí las más escandalosas. A parte de los patines, también tengo un buen número de cicatrices y huesos rotos gracias a las caídas en bici. La última como ya sabéis los que me soléis leer, este septiembre, de la cual aún estoy recuperándome y por culpa de la misma me da miedo montarme en cualquier cosa que lleve sólo dos ruedas y que tenga que girar.

Viendo que esto se alarga, dejemos ya la sección de trauma y pasemos a la de dermatología. Mi piel ha tenido tanto o más estragos que mis huesos, espinas, zarzas, cañas, piedras, cristales, todo lo que se pueda incrustar se incrusta en ella. Una vez deslizándonos con unas amigas por unas rocas calizas me quedé incrustada en una zarza y menos mal que lo hice, porque al desviarme, me iba de cabeza a un cortado en medio de la roca, así que me pinché lo más grande, pero esa zarza me salvó la vida. La vez que más ha sufrido mi querida epidermis, fue cuando me tiré de una tirolina (realizada por mi) con una pendiente bastante considerable. Tanto que un poco más y no les da tiempo a frenarme y me estampo contra el árbol. El caso es que como resultado me quemé la oreja (de tocar el mosquetón, que un poco más y se desintegra) y bajo la bota tenía una quemadura de tercer grado que tardó gracias a los potingues naturistas de mi madre mes y pico en desaparecer de mi pierna. Eso sí, a su favor he de decir que ahora ni tengo cicatriz ni pelos en esa zona.

Y creo que va siendo hora de despedirse, seguro que conocéis más caídas mías, así que os animo a contarlas….

10 mayo 2007

Hoy es el primer día de la semana que he cogido el bus, me he montado después de una larga semana recorriendo a pie la hora y media que separa mi casa de mi escuela y he encontrado un poema, poema del Festival Internacional de Poesía que están pegados a los cristales del bus. Me ha encantado, así que he decidido compartirla, por dos motivos, enseñarosla y que no se me pierda...














ELEGÍA Y POSTAL


No es fácil cambiar de casa,
de costumbres, de amigos,
de lunes, de balcón.

Pequeños ritos que nos fueron
haciendo como somos, nuestra vieja
taberna, cerveza

para dos.



Hay cosas que no arrastra el equipaje:
el cielo que levanta una persiana,

el olor a tabaco de un deseo,

los caminos trillados de nuestro corazón.

No es fácil deshacer las maletas un día
en otra lluvia,
cambiar sin más de luna,

de niebla, de periódico, de voces,
de ascensor.

Y salir a una calle que nunca has presentido,

con otros gorriones que ya
no te preguntan, otros gatos
que no saben tu nombre, otros besos
que no te ven venir.

No, no es fácil cambiar ahora de llaves.

Y mucho menos fácil,
ya sabes,
cambiar de amor.
Ángeles Mora (Rute, 1952)

Hoy ha sido el primer día que he ido en bus a clase de toda la semana, el primer día que no recorro a pie, dos veces ese largo camino, lleno de luces, de gente, de calor. El camino de mis canciones, que canto sin saber muy bien ni que estoy cantando, en "inglés", portugués o español. Canto lo que me viene a la mente y lo que me dicta el corazón. Eso sí, canto las estrofas según van surgiendo, la que más me gusta o la que se adapta al momento mejor. Mi cabeza no entiende del orden temporal de las cosas, no entiende el orden de las canciones que ha dictado el autor, tiene su propio orden y concierto, su propio tono, su propia voz.

Esta noche, he soñado que bailaba, volaba por la pista dejándome llevar por los brazos de un gran amigo, bailaba, reía y soñaba al verme bailar. Me he levantado hasta cansada, pero con una gran sonrisa en la cara, quizás sólo necesitaba eso, bailar y soñar...

Qué mejor canción para bailar, a falta de tango, que la que nos invita a soñar (cinema paradiso)


09 mayo 2007

A mi papá y a mi lú

Aquí os dejo la canción que retumba por mi cabeza desde que he llegado a casa y cogido el teléfono. He llegado y mi abuela hablaba con mi madre, me ha pasado el teléfono para que ella me diese las noticias.

Mi padre hoy ha estado a punto de matarse, una piedra del tamaño de una pelota de tenis, ha impactado contra la luna de su coche, lo ha rajado justo delante de él y le ha dado en el hombro. Esto ha ocurrido mientras adelantaba un camión y por suerte, ha sabido mantener el coche "a ciegas" hasta terminar la maniobra y aparcar en el arcén. El susto ha sido inmenso y aún anda bastante tocao, pero no le ha pasado nada, salvo un par de lunas rotas (o al menos eso es lo que me ha dicho mi madre). Después llegó a casa y encontró una nueva sorpresa, las pruebas que le hicieron en el hospital para ver si tenía apnea han dado positivo. Así que a partir de ahora tengo un papá enganchado a una máquina de oxígeno para dormir, porque tiene mil hiponosecuantos.

Como hoy la cosa va de sustos y de médicos, os contaré también que a mi luna (mi lú para mi) la han operado de una berruga interna en el ojo, según me había dicho mi hermana podía haberse quedado tuerta, pero por lo visto, no era para tanto y ya está en casa, con sus dos ojitos (uno algo más hinchado que el otro) odiando a mi madre, por llevarla al veterinario y dejarla dolorida...

Bueno, me voy a despedir, pero antes, explicar el por qué de esa canción. Cuando era pequeña mis padres pasaban el día pelados. Siempre empezaba mi padre, siempre gritando siempre enfadado. Cuando llegaban las vacaciones, vagaba como un fantasma por la casa, al que había que hacerlo todo y no molestarlo en nada. En esos momentos llegaba a odiarlo a desear que se fuese y nos dejase en paz, que así seríamos todos más felices. Con el paso de los años, fui pasando de sus enfados, de su genio, encerrada en mi mundo nada me podía doler. Después me fui a estudiar fuera y me separé de él, fue entonces cuando creo que realmente empecé a disfrutar de su compañía, porque de pequeña nunca estaba con nosotros. La primera vez que escuché esta canción lloré, había "matado" a mi padre durante toda mi infancia, poco a poco, me alejaba para que sus cabreos no me llegaran a doler. Siempre que la escucho se me saltan las lágrimas y hoy, hablando con mi madre, pensando en él con un nudo en el estómago, me vino a la mente la canción... hoy mi padre pudo irse realmente y esta vez, no podría volver.

06 mayo 2007

Cuando vas a la capital de Andazulía

Este finde he estado en Sevilla, al final no he visitado mi posible futura universidad, porque la verdad es que a día de hoy, no creo que me vaya a estudiar allí... Sevilla está lejos, mi tutor se lava las manos y no me ayuda a saber lo que tengo que hacer y mis planes se rompieron hace tiempo.

Fui a Sevilla con los scout, a ver a mis niños, que ya no los veré hasta verano, a ver si era capáz de volver a ver a ser yo estando cerca de él y aún así disfrutar y ser feliz... ha habido de todo, en general bien, pero en determinados momentos, sentía que ese no era mi lugar, que no debería estar allí. A veces, las menos, me he sentido sóla o melancólica (es lo malo que tiene que llegue la noche con tantas horas para dormir), otras simplemente notaba que todos los grupos ya estaban hechos y que no había un lugar para mí. Todos se conocen, todos son amigos y el único que me conoce sigue huyendo de mí. Pero hice nuevos amigos y lo he pasado muy bien, por desgracia a mi también me tocó salir huyendo de uno de ellos al descubrir que quería algo que no deseaba darle y no tener que ganas ni fuerzas para dar siquiera explicaciones y tener que recordar, porqué no puedo pensar en otro que no sea ese que huye seguramente porque tampoco quiera dar explicaciones y es mejor hacer como si no hubiese pasado nada.

Pero como he dicho, esas han sido las menos, me quedé esperando una respuesta, una explicación, es verdad pero he disfrutado de mis niños, he conocido a gente muy buena y casi todo el rato he tenido la sonrisa de saber que puedo hacer frente a cualquier cosa por mucho dolor que me haya causado, que puedo dejar a un lado los problemas para dedicarme a disfrutar y aprovechar el tiempo, con aquellos a los que veo tan poco.

Me he andado Sevilla casi entera (o más, eh!) y he descubierto con sorpresa y horror que eso ha causado sus efectos en mi figura y tengo las rodillas llenas de hematomas de los que desconozco el origen pero que son la respuesta al porqué era incapáz de mantenerme mucho más tiempo en pie y de doblarlas. Probablemente sean causa de las largas caminatas y del peso de la mochila.

He llegado a casa contenta con el tiempo que había pasado allí, por haberme enfrentado a mis miedos y haber vencido, pero he pagado un alto precio, mis rodillas, mi navaja (ha desaparecido) y para terminar un duro fin de semana, nada mejor que una buena ducha en agua fría, porque en mi ausencia se ha acabado el gasoil y por tanto, el agua caliente.