Hace unos días (yo de todo me entero tarde), cuando un amigo de Almería (no digo su nombre para mantener el anonimato) salía del trabajo por la noche, encontró un hombre que estaba pegando a una mujer. No se lo pensó dos veces y se acercó a "la pareja" (lo de pareja supongo porque eran dos) y le dijo al hombre que se calmara y dejara de pegar a la muchacha.
El hombre (también sin pensarselo dos veces) le propinó un puñetazo en el ojo y le rompió el pómulo, así que tiene el ojo destrozado y la cara un poco más destrozada aún (según me han contado, yo no he podido verlo). Si quieren saber el final de la historia, la mujer salió corriendo y el tio detrás de ella, mi amigo se quedó tirado en el suelo y luego se fue para el hospital.
A parte de escribir su historia, como un pequeño homenaje, ya que no puedo ir a verlo, me ha hecho pensar. No se si a próxima vez que se encuentre ante una situación así, su reacción será la misma, pero me alegra saber que aún queda gente así, que se arriesga por ayudar a los demás, incluso a gente que no conoce. Porque esa mujer podría ser en otro momento mi hermana, alguna de mis amigas o yo misma y me encantaría que alguien fuese en su/mi/nuestra ayuda aunque fuese solo para poder correr. Aquella mujer, no le dio las gracias, yo si se las doy, por ella y por todas las que nos podíamos haber encontrado en esa situación.
Muchas gracias "I".
