12 noviembre 2006

Anhelos en mi colchón

Hace horas que el día se escurrió bajo mi ventana, no lo ví porque estaba lejos, en otro lugar al otro lado de esta enorme ciudad que nunca huele a sal y apenas tiene vientos. Me encuentro en la cama, casi en posición fetal (mi rodilla, no me permite ya mantener esa postura), tengo frío, tirito, me pregunto cuando queda para que llegue el temido invierno. La sierra ya está blanca y mi habitación es un congelador.



Desde allí, deseando cerrar los ojos anhelo que un brazo, un torso envuelva mi cuerpo y conduzca mi alma hasta el país de los sueños, alguien que calentase mis gélidas sábanas y me abrazase para dormir. Anhelo que me cubra y me ayude a dormir, que espante todos mis fantasmas y vele por mis sueños porque no puedo dormir. No deseo un cuerpo, deseo sentirme bien, dejar de pensar cada noche antes de acostarme si he hecho las cosas mal, dejar de preguntarme cuándo haré las cosas bien y si realmente escogí el camino correcto en la vida.


Deseo llenar el vacío que llena mi vida, la sensación insulsa de acostarse cada noche sin haber realizado nada que me haga sentir mejor conmigo o con el mundo, con la sensación de estar perdiendo el tiempo, de no hacer las cosas bien. Esa sensación que me invade desde que dedico todo mi tiempo a realizar cosas que no deseo y que por ahora no se si algún día me servirán.

Llevaba mucho queriendo escribir lo que siento, pero la falta de tiempo no me permitía escribir, iba guardando el borrador de lo que podía y cuando volvía a verlo sentía que no era exactamente lo que sentía lo que había conseguido escribir. Ya está escrito, no voy a volver a leerlo o no lo publicaré nunca, quizás algún día pueda volver a dormir sin sentir que en mi cama falta mi ángel de la guarda que me viene a arropar.

3 comentarios:

Tito Kokin dijo...

Conmovedor relato.
Tu ángel de la guarda está junto a ti aunque ahora no sientas su presencia, es necesario que apartes de ti toda esa morralla terrenal que nos hace tantas veces separarnos de lo que realmente importa.
Busca en ti el amor hacia ti misma y autoenamórate, entonces tu Ángel volará y desplegará sus alas para bañarte de luz, serenidad y belleza.
Todo lo demás puede esperar.....

Un besote.

Anónimo dijo...

Esta mañana cuando me levanté y vi que habias conseguido sacar un poquito de tí, de esa Marga que casi nunca dejas entrever, sentí que debia escribirte. Desgraciada o afortudamente como ya sabes, lo que más me gusta escribir es poesía, asique te he escrito esto:

Si fuera Mago

Que no se apaguen las estrellas por la noche,
que el sol brille fuerte, más en los momentos de ansiedad.
Un pedacito de mi querer, se acerque hasta ti.
Te susurre fuerza para tu corazón,
te regale nuevos pasajes,
cada vez que respires.

Las nubes te acerquen la energía divina,
para volver a pisar,
bajo el prisma de la paz.
Te ayude a construir tiempos nuevos,
tiempos lindos, tiempos bellos...

De milagros que puedas tomar,
de las gotitas del rocio mañanero,
que caigan por tu ventana.


En una de sus canciones Ardiel dice: "que no haya nubes que entorpezcan o impidan ver lo que produce sonreir". Quita las nubes que no te dejan ver todo lo que vales y como dice tito, enamorate de ti misma!

Mil besos chiquitina!

Anónimo dijo...

Ha sido leer este post y me he sentido totalmente identificado. He llegado a tu blog a través de Tito Kokin y me he encontrado en él no sólo a una paisana sino también a una excelente escritora que rebosa sentimiento.

Paso por tu blog de puntillas llamando tímidamente a la puerta como el viajero que busca fonda en una posada. Textos como éste son el alimento que me permiten continuar viaje hasta el próximo blog. Volveré a por más.

Que te mejores de la rodilla. Todo se cura. ;-)