Había leido que la nieve por fín había cubierto la sierra, sin pistas abiertas, ni pijos con los fortaits de temporada colgados del chaquetón, me apetecía subir a la sierra y hoy me he animado a subir a comer a Pradollano. Al llegar a la última curva de la carretera antes de ver "la ciudad de las bolas de nieve", he descubierto que no había un manto blanco alrededor, ni siquiera a trocitos, así que seguímos subiendo hasta los albergues y sólamente tras la Virgen de las Nieves encontré montañas con algo de blancor. La nieve estaba demasiado lejos para llegar hasta ella, así que volvimos sobre nuestros pasos y intentando ganar a la niebla que iba bajando la ladera hasta no dejar ver el final.
Con una niebla cada vez más espesa, nos costó buscar un lugar donde poder parar y comer, al final, en un recodo de la carretera encontramos una zona con sol. Eso sí, nos duró el primer bocado del bocadillo, porque luego se ocultó y para cuando terminamos, estabamos un poco "helaitos". Bajamos de nuevo a Granada, donde la niebla, en forma de nubes tenía cubierta la ciudad y desde hace un par de horas, se ha convertido en una cortina de lluvia que no deja de caer.
Ahora miro tras la ventana y deseo que esa niebla siga avanzando, que llegue hasta la playa y andalucía occidental. La razón, unos cuantos moteros quieren visitar Grazalema y se llevan al que intentó llevarme a ver nevar...
2 comentarios:
¡¡Que chulo!!
No hace tiempo ni nada que no subo yo a la sierra... Qué recuerdos me ha traido esta entrada.
Me alegro que hayas disfrutado el día, y es pero que las nubes se comportaran.
Un beso, guapa.
Bye.
Si, la verdad es que hacía tela que no subía y lo he disfrutao, aunque parecía que las nubes estaban jugando conmigo. Eso sí, lo disfruté
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