no hay excursiones, amigos, fiestas, no hay campo, ni autobuses que me lleven a otros lugares. Por ahora hay mucho ordenador, lastres en los tobillos y una maravillosa bicicleta de montaña convertida a
estática en el patio de mi casa. A la mayoría de vosotros os he visto una única vez si es que ha llegado a eso, pido perdón por el abandono del blog, de los amigos y de mi misma.
A veces llega un momento en el que estás ya hasta las narices de que las cosas no sólo dependan de ti, de vez que pegas un tras pies tras otro (no te llegas a caer, pero va minando la moral) y decides que vas a decir que si al primero que se te ponga delante (por dios, que mal suena esto). Que vas a salir y te vas a dejar llevar a intentar desconectar y volver recargada para poder escribir (la idea era escribir en el proyecto, pero... se ve que todo no puedo conseguirlo :P). El lunes fue un día de esos, así que cuando recibí "la señal" la acepté sin más miramientos. Una mañana en la playa con un amigo que hacía
tiempecillo ya que no veía y con su Senda. Como dije, eso fue el lunes, el martes cuando sonó el despertador, deseé con todas mis fuerzas una excusa que me dijese que no iba a venir (es lo que tiene estar tan
agusto en la cama). Pero me levanté, desayuné, me duche (sí, es una
tontería ducharse para ir a la playa, pero tenía que
espabilar de alguna forma), cogí mi mochila, un termo con agua
fresquita y la toalla (aquel que me conozca sabrá que yo puedo ir sólo con eso, que la lista era mucho más larga - suero, gafas sol graduadas, sin graduar,
portalentillas, 3 tipos de crema solar, cartas, palas, pipas, bolsas para la basura, gorros - en fin todo menos la cámara de fotos).

Fuimos rumbo a las calas del Parque de Cabo de Gata-
Nijar y como ya no dejan entrar con coche ni entre semana, nos tocó coger las cosas y la perra, Senda y recorrer medio San José hasta el camino a las calas. Pasamos allí la mañana (en realidad llegamos a las 1 y nos fuimos a las 3, así que mañana mañana... no era). Fuimos a comer y al paseo marítimo para encontrarnos con otro amigo (yo no lo conocía, pero ya lo es). Pasamos la tarde en casa de los amigos de
Juanma, el amigo al que
esperábamos, hablando, comiendo dulces árabes y rellenando encuestas sobre el
VIH (qué pasa?? cada uno pasa las tardes como quiere!!). Por la noche, decidimos ir a ver la actividad astronómica que había organizado el aula del mar del Parque pero... como que llegamos un poquito tarde y nos tocó montarnos la actividad por nuestra cuenta. Subimos hasta el faro, para ver la costa y cenamos a la luz de la luna. Si, suena
super romántico, pero hasta que no se fuera la maldita
catalina no
ibamos a poder ver demasiadas estrellas...
Ah! ¿que no lo he dicho? Que todo esto fue, porque ayer era el día de máximo
esplendor de las perseidas y queríamos ver la lluvia de estrellas.
Bueno, sigo, que me
enrollo y esto no termina. Después de cenar, estuvimos allí hablando y riendo e
implorándole a la luna que se fuese ya a dormir, que queríamos ver las "lágrimas de
Lorenzo" (así se les llama también) antes de irnos a dormir.
... Cuando por
fin, parece que la luna se retiraba llegó la niebla y es que en este plan... como vamos a ver estrellas, pues nada, hasta las 5 que no es cuando llega el punto máximo de estrellas (o eso dijeron en la
TV) seguimos cascando. Los tres
estábamos muertos de
frío, pasamos la noche tapados con todo lo que
llevábamos (incluidas las toallas de la playa que aun estaban mojadas, pero total, con la humedad que había encima del acantilado, lo que habíamos llevado seco estaba empapado igual). A las 5, en vez de las leónidas llegó el sueño, nuestro conductor, llevaba dormido de mucho antes pero al final, los otros dos también nos quedamos fritos. Por
fín a las 7, con el cuerpo dormido y dolorido me despierto con una perrita encima
dandome calor, con la garganta un poco
arrugá de la noche a la intemperie (y es que desde que no voy por los
scout, dormir al raso, no es lo que era) y la sensación de que me iban a matar en casa cuando mi padre se levantase en media hora y no supiese nada de mi.
Salimos para casa, regresamos cantando Maldita
Nerea y es que...
por la visita... Y con tanto y con tan poco,