11 agosto 2007

Ya no me gustan las tormentas


Ayer fue el cumple de mi padre, para celebrarlo fuimos a la casa de mis abuelos en Laujar, un pueblo de la Alpujarra Almeriense, donde ha pasado todos los veranos de su infancia (y la mayoría de los míos). Después de comer se levantó el viento fresco y silencioso que se adelanta a una tormenta de verano. Pensé que no podía haber mejor regalo que un poco de agua que refrescase el ambiente y limpiase el campo, para un año tan seco.

Mi sorpresa vino al ver que tras los primeros truenos no llegaba nunca el agua sino el elemento opuesto, dos montes por detrás de mi casa empezaba a verse una columna de humo negro que poco a poco iba cobrando cuerpo y fuerza. Dejamos la casa para visitar el cortijo de uno de mis tios, desde allí podía verse el incendio perfectamente, dos focos, que iban comsumiendo el monte y tres helicopteros que en sus idas y venidas a embalses cercanos intentaban extinguirlos.

Siempre ocurría lo mismo, cuando parecía que una zona estaba controlada, el fuego por el otro lado ganaba fuerza y dimensiones, traspasó el cortafuegos y... entre la rabia por el fuego y el consuelo de que al menos no fue provocado, volví a casa...

Prefería las tormentas en las que se descargaba agua y no fuego.

5 comentarios:

Manu dijo...

Todos preferimos las tormentas en las que se descarga agua y no fuego, pero son fenómenos naturales que siempre han sucecido y no se pueden controlar. En estas ocasiones la pena que te inunda de ver el monte arder (ya sean aquellos parajes tan maravillosos o cualesquiera otros) se mitiga al saber que no ha sido obra de un desalmado.

En Tíjola al menos chispeó toda la tarde y olia a mojado :).

Un besico!

Old.Urobros dijo...

Hola...

Pues vaya faena... Pero vamos, sino fuera por la cantidad de incendios provocados que hay uno por fenomenos naturales no tendría la "menor importancia"... Una pena

¡¡Besos!!

Anónimo dijo...

Hay momentos en que el paralelismo de esos fenómenos con la vida personal hace temblar. En cuántas ocasiones no hemos esperado una tormenta emocional que pensabamos saciaría todos nuestros anhelos y nos colmaría los deseos pero al final nos hemos encontrado con esa otra tormenta que en lugar de fertilizar arrasa con las esperanzas ...
Ni controlamos la naturaleza ni controlamos nuestos deseos.

Marguita dijo...

Quizás algún día nos veamos bajo una manta de agua refugiados en algún lugar, recordando momentos. Seguramente sea eso lo que más me guste de las tormentas, que unen a la gente.

Dr.Crae: Me gustaría saber quien eres, me gusta tu forma de pensar

Anónimo dijo...

Hablando de tormentas..nunca habia visto caer tanta agua del cielo, y aunque acabes mojada hasta los huesos, es bonito.. Solo queria decirte que te quiero mas que a nada, que espero una carta contandome como va todo por casa, como estas, de animos , de huesos, que tal fue la feria...todo, cuentame!
BeSiToSSSSSssssssss ZanGolotinaaa!!!!! Moi Moi!!!